Friday, June 13, 2008

I'm on warm milk and laxatives

Me levanto por el fuerte olor a putrefacción, no está bien, todo lleno, infectado, limpia, vamos, limpia...
Me lavo las manos con lejía como el mejor TOC de la tele, vuelvo a la cama ¿Estás mejor?, sí, debo volver a la cama, me espera un día duro.
Sigo sin dormir una hora seguida, no hay nada orgánico, todo está muerto y cada vez que me despierto tengo un pensamiento absurdo, me giro, y trato de volver a dormir.
Esta vez no puedo evitar pensar en ello, así que salgo, y otra vez el dolor en la mirada, la debilidad, los vómitos; suciedad e infección por todas partes.
Limpia, limpia de nuevo. Límpiala.
Preparo algo que le pueda sentar bien, se niega, no come. Sé que es gula, se lo combino con otras cosas... Nada. Me cabreo.
Al menos salimos, necesita esparcirse, desahogarse, estar al sol, no sentirse tan mal...
Estamos fuera media hora, está débil, pero aún así es preciosa. Un hombre se para y le hace una foto con su vieja cámara. Al sol, su cabello brilla.
Subimos y ei! ¿qué tal?, peor. Organicidad rodeándome, invadiéndome, recordándome lo frágiles que son, lo mucho que puede doler, el amplio abanico de males...
Llagas purulentas, heridas supurantes, erupciones sangrantes, cápsulas de fétida pus, caries taladrando el esmalte, sustancias atravesando las paredes del estómago, vómitos, heces líquidas, encías que sangran...
Porque respiramos.
Esta noche he llegado muerta, ella se ha acostado porque estaba agotada, y la peque no había comido nada. Tampoco había salido de casa.
Ha vomitado. La he llevado a comer algo: nada.
Hemos bajado, y necesitaba airearse, así que nos hemos pasado casi una hora en el parque. Es inquieta, le gusta olerlo y cotillearlo todo. Ha hecho sus cositas varias veces, ha corrido, aunque todavía débil, pero más contenta. Un par de gilipoyas se han acercado y les he dado puerta.
Una vez se había aireado, subía con una sonrisa de oreja a oreja en el ascensor. Eran las 2 y pico de la madrugada, pero valía la pena.
He tirado lo que le había preparado, le he puesto agua fresquita, y algo de comida seca escogida. Nada de antojos. Yo la escogía y comía de mi mano, sólo le daba la que le gusta, y en alguna le colaba un cachito de la que no le apasiona. Ha comido algo, al menos. Espero que no vomite.
Ahora duerme a mi lado estirándose para tocarme.
Ella descansa hace rato.
Y yo me voy a ir a mi cama muerta, que una no es de piedra.
El cansancio puede amargarle a uno la vida, y la falta de previsión cuando nunca se ha estado en una situación es comprensible. De los errores se aprendre. Pero escucha más, cabezota, que se te echa de menos.
Buenas noches desde la casa envenenada, queridos niños.

* Pennyroyal Tea - Nirvana


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