El tiempo nos desgasta cuando hay dolor, hasta que los mecanismos de defensa actúan y nos hacen superarlo, huir de la situación dolorosa, pasar a la indiferencia poco a poco.
A veces somos algo masoquistas, u obstinados, porque sabemos lo que significa renunciar, pero el tiempo, viejo sádico, nos recuerda con unos bocados que cada vez queda menos, y que todo to que hay básicamente es carne desgarrada esperando un apósito que nunca llega.
Te aporta experiencia, aprendes de los errores, de las mentiras, de haber confiado en quien no debías, de ser más precavida y menos crédula.
Las palabras se las lleva el viento. Lo que cuenta son los hechos. Los detalles, los buenos actos, y los fallos. Y tengo una larga lista.
Lo cierto es que todavía me resisto a darme por vencida, e insisto, y me siento suplicante cuando debería ser algo entre iguales, o si acaso al contrario. Lo hago por lo que significa, por un anillo espiral, por tres líneas de las que sigo convencida, etc.
Pero una también tiene su orgullo, sus espectativas, y a pesar de vivir en mi propio mundo he observado el exterior y la gente se comporta como espero.
No lo sé, son las tres menos veinte de la mañana y todo el esfuerzo de año y pico, todos los cambios parecen irse por el retrete. Eso parece. Nunca se sabe.
Voy a acostarme y por fin sentir que hay alguien al otro lado de la cama, no un cojín, sinó alguien que respira, y se mueve, y se despierta una mañana de sábado. Alguien que vive su vida a su manera.
Planetas - Y además es imposible
Drive - Najwajean
No comments:
Post a Comment