Friday, September 07, 2007

Look into your eyes, no daylight

Cae la noche, caen las sombras de los edificios grises, oscuras, cae la culpa sobre mis espaldas, y las miradas de las gárgolas taladran mis ojos a través de las volutas de humo que se interponen entre mi observar sin ver y su matar sin vivir.

No hay nada más bello que el humo, en ocasiones.
La mujer de la sombra de mariposa lo sabía, ella lo supo, ella era gris, como esta noche, como este momento, como este humo, y como todos los recuerdos que tengo de su imagen. La mujer gris. La mujer que jugaba con las sombras.

Serena tenía un sillón negro, la piel blanca, un cigarrillo en la mano y el resplandor de una película en blanco y negro reflejado en su cara. Miles de cuadros en su cabeza, colores, muchos colores... Y tonalidades de gris.

Ella es gris y me acoge en su seno y me siento en casa y la quiero por ello. me gusta cuando es gris. No me gusta que la maquillen, no me gustan que pretendan que sea lo que no es. Mi ciudad es gris, dentro, en el centro, donde es más ella. En su fuente de energía, en su comienzo, en lo más antiguo que tiene. En sus raíces, su esencia. Gris, triste y cansada. Bella y loca artista, vieja. Gris.

Gris ha de ser la esencia de los que se esconden en la noche y huyen del sol, del ajetreo, de la muchedumbre. De los invisibles. De los tristes. De los que añoran una patria inexistente. De los que saben que jamás tendrán lo que desean. De los que aman sin esperar nada, porque ya han perdido la esperanza. De los que no comprenden este mundo. De los que quisieran estar lejos, muy lejos, en algún lugar recóndito e inexistente, algún lugar que no recuerdan pero que saben, lo saben; se parece al vientre materno.


* The Beauty of Gray - Live

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