Friday, August 28, 2009

When I am King you will be first against the wall


Se supone que cuando uno dispara un arma, algo cambia en su vida.
Pero es mentira.
Solamente recuerdo la belleza de su antebrazo, firme, fibrado, fuerte,
y los músculos que se marcaron cuando apretó el gatillo.
Siempre me gustaron sus antebrazos.
Era pura fibra, ni un gramo de grasa.
Le tocabas y podías sentir su cuerpo en tensión permanente,
e inevitablemente imaginabas otras zonas en tensión.
Todo en él era duro, y suave.
Podría parecer un hombre joven, o un chico mayor.
Podías ver la bondad en sus ojos, y la malicia en su sonrisa.
Tenía heridas en los nudillos de golpear las paredes,
y cicatrices por todas partes.
Y contínuamente estaba apretando la mandíbula.
Cada vez que cerraba la boca, dos músculos se marcaban a cada lado,
y una vena se marcaba en medio de la frente.
Pura fibra.
Cuando te abrazaba, era inevitable cerrar los ojos.
Sentías la fuerza de sus manos, sus dedos, sus brazos, los músculos de su mandíbula...
Pensabas que nadie podría hacerte nada.
Olía a tabaco, a madera, a incienso.
Pero ellos no podían entenderlo. Había disparado un arma. Eso era todo lo que contaba.
Nadie estuvo tan cerca estando tan lejos.
Durante segundos me transportó a su mundo.
Y puedo jurar que era mucho mejor que el mío.
Dicen que cuando disparas a una persona a la cara, deja de ser una persona.
Dicen que es más sencillo.
No sé si será fácil disparar a un persona a la cara, pero está claro que es muy fácil apretar un gatillo.
No quedan Santos ni Ángeles en esta sociedad.
Y si los hay, sabríamos distinguirlos.
Así que dejadme en paz, dejadle en paz, y marcháos con vuestras ideas podridas a otra parte.
Dios nunca ha existido y vuestras leyes sólo protegen a los delincuentes.
La justicia se vendó los ojos para no ver lo que estáis haciendo.

* Paranoid Android - Radiohead
** Inspirado en 'Caídos del Cielo', de Ray Loriga, y en él.

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