Sunday, September 28, 2008

I don't belong here


Despertaste con un enorme dolor de cabeza y el cuerpo roto. Iba a ser uno de esos días.
Quizá era resaca, pero el puñal en el estómago confirmaba que había algo más. Bastante más.
Por suerte, te habías dormido a las 11 de la mañana y a pesar de despertarte mil veces, no descansar, soñar monstruosidades y cosas nada monstruosas que te aterraban y angustiaban, habías conseguido alargarlo hasta eso de las 6 de la tarde.
Es mejor sufrir en sueños que sufrir por la realidad, te dices siempre.
Hubo comida especial para el Bichito, qué otra cosa puedes hacer los días así; un premio. Recogiste parte del desastre de la noche anterior, y cuando terminó bajásteis a la calle, qué menos. Te pusiste una chaqueta sobre el pijama: en momentos así, digamos que la moda o la apariencia pasan a un plano bastante secundario.

Subísteis de nuevo, evitando cruzarte con los vecinos - la gente, siempre la maldita gente y sus juicios y sus habladurías y sus miradas -, te preparaste algo de "comer", te curaste las heridas, se te quemó un poco la comida pero qué más da, te la comiste y por fin pudiste tomarte los calmantes para todos los dolores: cabeza y cabeza.
Llamaste a A., como cada día, porque la casa está vacía sin ella y porque necesitas saber qué tal. No es nada fácil encontrar personas así, y menos que sean tus amigos. Tienes suerte, te repites. Tu estómago no escucha.
Tratas de pensar en todo lo que tienes, en la suerte de que puedes dar un telefonazo y seguramente alguien lo va a coger... El mensaje sigue sin llegar.
Imaginas que las cosas saliesen como deseas, que te tocase la lotería, una casa como siempre la has querido, dedicarte a lo que te guste... Vale la pena esperar por eso, ¿lo ves? Nada. Es uno de esos días, sin duda.
Seguramente si A. o mamá Oca estuvieran aquí, la cosa cambiaría. Seguramente si alguien que no fuese el Bichito ni un CEZ estuviese aquí, cambiaría un poquito. Tacto.
El Bichito vino y se estuvo quieta, sólo soltaba un conato de lametazo de vez en cuando, y sirvió un poquito, un poquito, sí, puede ser... Qué suave.
Escribiste para tratar de vomitarlo. Hace tiempo que no sirve de apenas nada, pero algo hace, también.
La cuestión es que uno puede sentirse inmensamente solo, se le puede caer la casa encima, puede acabar hablando solo y loco en una casa demasiado grande y demasiado hueca, donde en cada rincón hay un recuerdo. Miles de recuerdos.
Y muchas veces se sigue adelante por ahorrar dolor a los demás. Simplemente. Dolor que uno se añade.
Así que lo mejor es autoinducirse un semicoma, y dejar que el cansancio y la química hagan el resto. Y rogar que mañana haya pasado, porque hay obligaciones (mínimas, pero una montaña) que cumplir.

"Os quiero, os quise, os querré." - El cuerpo sin alma

* Creep - Radiohead


No comments:

Post a Comment