No podía creerlo. Me elegiste de entre todo el montón, a mí, me cogiste a mí, y antes de darme cuenta estaba rozando tus labios...
Me quemé, me consumí por calmar tu ansiedad, por darte lo que necesitabas, por estar ahí, que me sintieras, que pudieras absorver toda mi energía, todo de mí, y seguir adelante. Tenías grandes cosas que hacer, y el efímero y ocasional contacto contigo me bastaba, "en algún momento lo hará por mí", me decía.
Me asusté cuando el desgaste hizo que quedase poco de mí: "si no tengo nada que ofrecerle, si no puede seguir pidiendo y recibiendo, no sé qué pasará"...
Pero, inocente de mí, pensé que teníamos algo. Tus labios, mi sacrificio contínuo...
Me tiraste al suelo con desprecio, sin mirarme. Quise pensar que no te habías dado cuenta. "¡¡Estoy aquí!!", gritaba.
Pero ya lo sabías.
De repente, me miraste. Me miraste como la primera vez, o para mí así lo fue: el mundo se paró, y dije "estás perdida".
Después tu bota tapó todo mi campo visual, y sentí cómo aplastaba todo mi ser, pisaba y retorcía, rompiéndome en pedazos, destrozando lo poco que quedaba de mí, minando mis esperanzas...
Tu bota se apartó y pude verte un segundo,
- "Te quiero" - te dije.
Y por fin me apagué.
No podía sufrir más.
Me quemé, me consumí por calmar tu ansiedad, por darte lo que necesitabas, por estar ahí, que me sintieras, que pudieras absorver toda mi energía, todo de mí, y seguir adelante. Tenías grandes cosas que hacer, y el efímero y ocasional contacto contigo me bastaba, "en algún momento lo hará por mí", me decía.
Me asusté cuando el desgaste hizo que quedase poco de mí: "si no tengo nada que ofrecerle, si no puede seguir pidiendo y recibiendo, no sé qué pasará"...
Pero, inocente de mí, pensé que teníamos algo. Tus labios, mi sacrificio contínuo...
Me tiraste al suelo con desprecio, sin mirarme. Quise pensar que no te habías dado cuenta. "¡¡Estoy aquí!!", gritaba.
Pero ya lo sabías.
De repente, me miraste. Me miraste como la primera vez, o para mí así lo fue: el mundo se paró, y dije "estás perdida".
Después tu bota tapó todo mi campo visual, y sentí cómo aplastaba todo mi ser, pisaba y retorcía, rompiéndome en pedazos, destrozando lo poco que quedaba de mí, minando mis esperanzas...
Tu bota se apartó y pude verte un segundo,
- "Te quiero" - te dije.
Y por fin me apagué.
No podía sufrir más.
Carta de una colilla a la mujer que la fumó
* Rape me - Nirvana
Nunca he fumado, recuerdas? Siempre he protestado porque me han echado el humo en la cara.
ReplyDeleteSi supieras, si realmente supieras... Siempre he querido cogerte al vuelo mientras caías, y pocas veces no te escurrías entre mis torpes dedos. He querido, quiero ser, la otra mano hábil que nunca te ha dejado caer y te recogía a tiempo, de verdad.
Y a pesar de eso, ahora, soy la que, no sólo te tira, como he debido hacer muchas veces sin quererlo, sino que te pisa con saña.
No fumo, sólo te quiero, y voy descalza, así que si te piso, me quemo.