La mirada de Marion Cotillard.
Te busqué por las alcantarillas,
me dijeron que lo dejaste todo,
que te habías perdido,
que no sabías quién eras anymore.
No esperaba encontrarte
con un anillo en el anular
y un niño en la guardería.
Y el Uno llora a escondidas,
nadie sabe lo solo que está.
Las manos de Angelina Jolie.
Encerrarse en uno mismo,
aparentar normalidad,
disimular las carencias,
la decadencia,
silenciar los gritos
de angustia,
últimos coletazos
de vida
que quedan dentro de tí.
Y el Dos se siente preso y encadenado,
qué difícil es hallar la compañía adecuada.
La torturada fragilidad de Orla Brady.
Cada día lo mismo,
zambulléndose en el trabajo,
la televisión, la compra,
un beso, un polvo,
la rutina,
enterrando lo que eres,
lo que ansías,
bajo capas de hormigón.
Luchando con esa voz
que te ruega 'sé feliz',
callándote a tí mismo
con terapia, con pastillas...
"Hay que pensar con la cabeza".
¿Y qué hacemos con todo el dolor?
Y el Tres no comprende que le envidien,
siempre fue desgraciado en el amor.
La voz natural de Scarlett Johansson.
"No mientas a quién confía en tí,
y no confíes en quien te mienta".
Puedes pensar que estarán
mucho mejor si no rondas sus vidas,
si no eres esa carga,
pues aún siendo un cadáver andante,
hueco,
completamente vacío,
eres consciente del lastre que implicas.
Puedes pensar todo lo que quieras,
hasta que te explote la cabeza.
Por si todavía no te habías percatado,
esta vida no se vive a un nivel intelectual,
sinó sensitivo, emocional.
Trata de controlar eso.
Y el Cuatro está aterrorizado,
sabedor de que atesora una estabilidad efímera.
La actitud de Olivia Wilde.
Te lo han dicho mil veces:
"No tengas miedo de morir,
no tengas miedo de vivir".
No tengas miedo.
Y no es miedo, es terror.
Ves la fragilidad
de la salud,
de la vida,
de las relaciones,
de la felicidad,
de todo aquéllo que te importa,
y sientes pánico.
¿Cómo protegerlo?
Imposible.
Y el dolor.
Fallando, como siempre.
Y el Cinco está asentado,
pero siempre teme un motín.
La inteligencia de Natalie Portman.
Nunca he podido opinar basándome en una foto,
en la fachada.
Ha de haber una mirada,
un guiño,
una expresión inteligente...
No puede atraerme alguien sin saber nada,
y alguien poco llamativo puede
brillar por lo que hay dentro.
Es complicado,
pero a mi me basta.
Nunca hubo pósters en mis paredes
por su cara bonita.
Y el Seis se siente feo,
nada de lo que le digan le consuela.
La ambigua dulzura de Elizabeth Mitchell.
No dejaré que me beses,
puede que me robes el alma.
Ah, no, que ya no tengo...
Debo estar alerta, sabes,
creí que no iba conmigo,
pero hay súcubos
hambrientos de energía,
de afecto,
de todo lo que tengas,
que te absorben,
te paralizan,
y te disecan.
No queda nada de tí en tu cuerpo.
No siempre se impersonan,
a veces son ciudades,
a veces, trabajos,
a veces...
Y el Siete es tan popular,
que ha olvidado quién es en realidad.
El cuerpo de Evangeline Lilly, como Kate, sin artificios.
No tienen idea de lo importante que es el tacto.
No pueden saber las reacciones
que he llegado a tener
ante un simple roce de manos.
El legado primitivo,
sensorial,
instintivo.
Tengo necesidades,
unas limpias y puras a los ojos de los borregos,
otras sucias y mezquinas.
Tengo necesidades sensitivas,
igual que tú,
igual que un bebé,
como cualquier primate.
Mírame a la cara y deja de avergonzarte.
Y el Ocho se tumba a descansar,
el infinito le supera.
La verdad está en las letras de Óscar y la voz de su Ángel,
El trance está en las melodías hipnóticas de J y Florent.
* Río por no Llorar - Delafé y Las Flores Azules
