Sunday, June 21, 2009

A denial

Fuimos los últimos en defender unas ideas, en crear una anticorriente, en tener ideales, valores y una filosofía de vida que defender. Y por tanto, fuimos malditos.
La última generación con contenido.
El mundo nunca está bien cuando eres adolescente, pero el mundo estaba tomando un camino particularmente malo por entonces. Dentro nuestro, la ira, el despecho por la generación comodona de nuestros padres y la mierda de situación que nos dejaban.
Todo se hundía y a todo el mundo le sudaba con tal de tener su casita en la playa, las últimas novedades en tecnología en casa, y tomarse la cervecita en el bar.

Entonces apareció él, rasgándose la voz, rasgando la guitarra, sin letras estúpidas y facilonas y tocando las pelotas a todo el mundo. Y se hizo la luz.

Desde el enfoque de un adolescente, de un enfermo, o de alguien tremendamente brillante, todo se valoraba teniendo siempre presente el frágil equilibrio entre Eros y Thanatos.
Jóvenes de 14 años leyendo a Sartre y postulando teorías sobre Spinoza y la existencia de Dios.
Mentes despiertas, hambrientas.
Jóvenes de 15 años comprometidos con los postulados existencialistas, epicúreos o espartanos (incluso galtonianos, en casos radicales), buscando un contenido que la sociedad no proporcionaba, en el arte: la densidad de Beckett, la prosa experimental de Loriga, la poesía cantada de Leonard Cohen, la lírica de Eddie Vedder, etc.


Una revolución en el mundo de la música como hacía mucho que no se daba, y una auténtica revolución ideológica para un mundo podrido donde no queríamos vivir.
Un revulsivo contra el neoliberalismo, el narcisismo, el consumismo feroz, elitismo, racismo, y todos los –ismos.
No me importa tu ropa, no me importa tu aspecto, no me importa tu cuenta bancaria, podemos vivir con una enorme bañera en el comedor llena de tortuguitas si eso nos hace sonreír cada día, me da asco el sistema que los mayores han montado y en el que me han metido como una pieza más.

Nuestro abanderado, el antihéroe: enfermo, depresivo, patético en la mayoría de ocasiones y por eso más humano, drogadicto, inestable… Y las manos más bonitas de la historia.
Un hombre que proclama la superioridad de las mujeres, que defiende los principios del punk-rock y los hace evolucionar, un hombre que escribe una canción sobre el caso de una mujer violada y torturada con una delicadeza que duele, unos gilipollas que violan a una chica cantando esa canción; un hombre que escribe un comunicado de prensa y en su siguiente disco pide encarecidamente que todos aquellos subnormales – y palabras que no puedo citar en el blog por censura – que odien a otros colectivos como mujeres, homosexuales, personas de otra raza, etc. Hagan el favor de meterse su dinero por el culo y no compren sus discos ni vayan a sus conciertos, porque le dan asco y porque va a donar su dinero de niñatos blancos a organizaciones a favor de esos colectivos.


Un hombre que afirma desearía ser gay para ser más tolerante y por supuesto no rechaza la idea, que se viste de mujer y se ríe de los estereotipos del macho machote vaquero made in America.
Un hombre que se muestra frágil, enfermo como un abuelo, que cree en la igualdad, en el cambio, en la empatía – existencialismo -, en el amor y se desespera por no poder creer en otro mundo posible.
Un hombre que, estando en una clase de defensa personal para mujeres, mira por la ventana y se dice “deberían ser todos esos hombres los que fuesen a clase, son ellos a los que se ha de educar”.

Entonces aparece la industria, los tiburones, y empiezan a arrancar jirones de aquí y de allá: diseñadores – la moda grunge en las pasarelas, lo grunge es lo más 'cool' -, productoras – surgen grupos y grupos que solamente saben hacer ruido-, convertir a K. en un producto…
Él no estaba listo para ser un producto. Pretendió aprovechar el momento para que le escuchasen, pero se le tiraron encima para arrancarle la ropa y vender los pedazos. Le convirtieron en el Rey Midas.
Él sólo quería ser el hombre sin camisa feliz, o con camisa, chaqueta de lana y un collar hecho por su hija...
Y nosotros sólo queríamos verle sonreír…


Trató de sacar un disco con una gran firma como una declaración de principios, y tuvo que batallar mucho para que dejasen el sonido tan rudo como quería. No más radiofórmulas. Y es el mejor disco.
Impulsó el grupo de su ex-novia, de su novia y después esposa, y por primera vez se vio a gran escala a mujeres cantando con una guitarra eléctrica - fuera del folk-, mujeres gritando, sin hacer gorgoritos, mujeres en el mundo obcecadamente machista del rock, mujeres cantando sus inquietudes, sin "I love you, I need you", gritando tacos, mal peinadas... Por fin se dio a conocer al mainstream a PJ Harvey, Patti Smith, a grupos tan buenos como los early Hole, y se sentó precedente para Sheryl Crow, Alanis Morrissette, etc.
Solía llevar camisetas hechas por él mismo de los grupos que le gustaban, grupos desconocidos, para que salieran en las fotos y la gente - apelando a la curiosidad; tenía fe en algunos - buscase información o música de estos grupos. Invitó a uno de ellos al UP in NY de la MTV y los hizo mundialmente famosos.


Pero él ya había entrado en su propia espiral: drogas, una mujer demasiado ambiciosa, un matrimonio a distancia y dudas sobre ella y un oportunista clónico de él, una hija inocente y frágil en un mundo feroz que duele más que nada…
Hay personas que simplemente no deberían haber nacido, o no han nacido para vivir ésta vida.

Somos los últimos que creyeron en algo, que todavían miran en vez de ver, que se dan cuenta de las cosas, que se quejan y se rebelan, que se nutren de arte, que nunca encajarán en este sistema, que no se venderán, que creerán en la palabra, en el respeto, en la empatía, los principios morales y la coherencia.
Somos y seremos los eternos adolescentes, que una vez quisieron cambiar el mundo, y ahora, desencantados, se conforman con no amoldarse a él, no rendirse, no ser un borrego más.
Viviremos nuestra vida a nuestra manera porque sólo hay una vida, y la muerte nos cuelga de la espalda desde el mismo momento en que nacemos, y cada día, al levantarnos, está más y más cerca. Puede que mucho más de lo que imaginamos.

Así que no perderemos el tiempo con vuestras estupideces. No seguiremos vuestras directrices ni vuestros valores culturales. No seremos vuestras marionetas: no me pienso comprar un móvil cada 3 meses, que lleve tropecientas tonterías, si un móvil sirve para hablar y mandar sms. No me voy a gastar 400 Eur más en algo porque lleve una marca. Y luego no tenemos para apadrinar a un niño, o lo que sea, pero 'yo es que me pongo muy triste cuando veo a los niños estos de África por la tele, soy muy sensible, osea, tengo que cambiar de canal…' Hipócritas.
La realidad molesta. Si no haces una cosa, es porque no quieres quedarte sin otras. Egoísmo. Y lo admites, y punto.


Ahora ves a los cabezahuecas bailando riguitóng o escuchas los restos precocinados que han quedado de todo aquello, y te preguntas cómo pueden vivir esa edad en un mundo así. Bueno, al menos queda Madonna, aunque dudo mucho que hayan ido más atrás del “Music”. No tienen ni curiosidad: todo hecho y mascadito, “porfi”.
Después les escuchas hablar, les miras la ropa, los piercings con 13 años, los móviles, los ordenadores, etc. Y comprendes.
Ya están dentro.
Fuimos la última generación de humanos reales de Sión.
Ellos viven en Matrix.

Pero mientras San Kurt Cobain, San Eddie Vedder, San Gus Van Sant, Santa Angelina Jolie, San Ray Loriga, Los Santos Pixies, San Jean Paul Sartre, Santa Courtney Love, San Michael Stipe, San Jared Leto, Los Santos Radiohead , Santa PJ Harvey, y todos sus antecesores y herederos nos sigan nutriendo, aquí estaremos.



* Smells Like Teen Spirit - Nirvana