1 de Enero de 2009
La luz pálida y mortecina de la pantalla en la mortecina y pálida piel de mi cara, madrugada, casi amanece, trato de comenzar un nuevo blog, es un buen día para comenzar, pero el equipo de blogspot está de celebración.
Luces.
Luces, por todas partes, allá dónde te dirijas: en los faros de los coches que por unos segundos se cruzaron con el nuestro y compartieron destino, parpadeando a distintas frecuencias y colores en los balcones de la gente que se alegra de que sea Navidad, o Año Nuevo, o un nuevo día; qué importa, en los neones de las discotecas y salas de baile antiguas y en los neones de las más cool-vintage, en las ventanas de los pisos donde por las sombras se intuye hay vida, marcando cuándo debemos abrir la boca en las letras del karaoke con el que hemos estado cantando, en los ojos de aquéllos que no tienen nada que perder y piensan que, por qué no, éste puede ser mejor...
Iluminando mi habitación cuando una llamada activa mi móbil, deslumbrando al niño Jesús en el Belén de mis padres con la frecuencia disco-epilepsia, asustando a mi perra con sus súbitas apariciones, estimulando sensorialmente y no dejando descansar a los mendigos del cajero, meadas en la base cuando flotan como farolas, haciéndome sentir más extraña y más débil, desenmascarando mucho de lo que pretendemos ocultar, enfocando con un cañón a la estrella del teatro del centro cívico de la esquina, y a la superstar de turno en su mega-gira internacional, y,
cómo no,
al final del túnel.
Una tenue, apenas perceptible, diminuta brizna de luz al final del túnel.
Ya,
es el tren.
* Smells like Teen Spirit - Nirvana