Tuesday, December 11, 2007

Metropolitano

En el andén de enfrente un chaval se la coloca por debajo del pantalón de skater de marca.
A mi lado una anciana moribunda camina apoyada en una cubana treintañera que se cree tremendamente sexy embutida en unas mallas amarillo canario.
Y yo sólo puedo pensar en que vuelvo a recorrer tus entrañas, vuelvo a penetrarte por una boca de metro, y me gustaría pensar que te jodo hasta el final, hasta que me basta y salgo de tí cuando me apetece.
Pero no es así. Para nada.
No soy más que un bocado de tu bulo alimenticio; me has engullido, recorreré tus tripas y me vomitarás dónde tú quieras para que vaya a trabajar / producir en uno de tus edificios / cárceles.
Soy una hormiga obrera. Sigo la pauta que me has marcado, y hasta hace muy poco ni se me había ocurrido preguntarme por qué.
No puedo contigo.
Puedo soportar, de hecho me gusta la idea de no ser nadie, nada, un ente anónimo entre toda esta masa, la chusma de obreros que te pueblan, te dan vida, te reconstruyen... Tus esclavos.
No quiero vivir en un pueblucho y que todas las viejas se asomen tras las cortinas para luego cotillear sobre mí al salir del rosario.
Pero no creas que sigo siendo masa gris.
En mi mente hay un punto de luz.
Un diminuto puntito de autoconsciencia.y ésa es la diferencia entre usarte y que me devores.